En una semana, de desconocidos, a amigos.

Un intercambio. Esa es la actividad que se ha programado este año para la gente que no cursa british de 4º de la ESO. El intercambio fue con el instituto Köning Wilhelm Gymnasium, de Höxter, en Alemania.

Cada uno teníamos un alemán o alemana asignado para vivir con nosotros en nuestra casa, durante una semana en el mes de marzo, y después fuimos nosotros allí, en abril.

Todo parecía muy lejano cuando en diciembre nos dijeron a cada uno el nombre de nuestros compañeros, hablábamos poco, todo era como una novedad, pero sin el como.

Poco a poco las semanas iban pasando, y de repente nos encontramos todos a la puerta del instituto esperando impacientemente la llegada de un autobús.

Entonces llegó; y no supimos reaccionar, nos quedamos mirando sin saber muy bien que hacer o decir, esperando a que alguien diera el primer paso.

Cada uno cogimos maletas y mochilas y nos fuimos a casa, pero no por mucho tiempo. La verdad es que la semana se pasó rapidísimo; entre visita y visita, salida y salida, nos daba poco tiempo a apenas descansar. Las ojeras se marcaban, el cansancio aparecía, pero las ganas de pasarlo bien no decrecieron en ningún momento. 

Tan solo cuando se fueron, el día 30 de marzo, nos dimos cuenta de que una parte se había acabado. Ellos se iban, si, sabíamos que íbamos a volver, pero ese mes se iba a hacer algo mas que interminable.

Entonces, el día 21 de abril, a eso de las 6.00 de la mañana, nos vimos todos esperando otro autobús, esta vez, vacío, para llevarnos a nosotros a Madrid. El tiempo en el aeropuerto pasaba y las horas para verlos de nuevo eran cada vez menos. Los nervios crecían y cuando ya por fin llegamos a Höxter, todo se convirtió en abrazos, gritos y alegría. Por fin estábamos allí, otra vez todos juntos, dispuestos a volver a pasar una semana tan genial como la de aquí de España. 

Y así fue, igual de genial, puede que incluso mejor, nuestro planning diario era fiesta, fiesta, y algo más de fiesta; entre visita y visita, nos hacíamos cientos de fotos. 

La idea de volver se hacía horrible, y a cada momento disfrutábamos como si no fuéramos a volver a pasarlo bien.

Barcas, monumentos, paseos, compras, partidos, y alguna que otra cerveza fueron algunas de las cosas que nos acompañaron. 
Cuando llegó el día de vuelta, nos sobraban las lágrimas, no queríamos volver, no podía haberse pasado así de rápido.

Las actividades que hicimos allí fueron increíbles, y todo eso no habría sido posible sin la ayuda de todos los profesores que lo organizaron, así que gracias.

Tampoco habría sido lo mismo sin cada uno de vosotros, todas aquellas personas que tuvimos el intercambio, y que han hecho de Ávila-Höxter'12 una historia inolvidable.
Recordad, una amistad puede existir, incluso a 2010km de distancia.